La belleza de un retrato clásico en blanco y negro transmite una elegancia, una serenidad atemporal que provoca el despertar de nuestros sentidos y les permite estar alerta, sensibles. En ese estado podemos disfrutar de la contemplación de la belleza durante toda la eternidad…
Esta obra ha recibido reconocimiento y meritos en el certamen de Calificaciones FEPFI 2014 en Valladolid.